Archivo de la categoría: Publicaciones

¿ES EL ABORTO UNA CRISIS DE SALUD PÚBLICA?

El artículo “If fetuses are persons, abortion is a public health crisis” de Bruce Blackshaw & Daniel Rodger en Bioethics (02 de abril de 2021) ha provocado una gran controversia.

Resumen

Los defensores provida comúnmente argumentan que los embriones y fetos tienen el estatus moral de personas y un derecho a la vida que los acompaña, una visión que la mayoría de los defensores proelección niegan. Una dificultad para esta posición provida ha sido la analogía con la violinista de Judith Jarvis Thomson, en la que se sostiene que, incluso si el feto es una persona, el aborto está permitido porque una mujer embarazada no está obligada a seguir ofreciendo su cuerpo como soporte vital. En este artículo, los autores describen las teorías morales que subyacen a la ética de la salud pública y examinan la pandemia de COVID-19 como un ejemplo de consideraciones de salud pública que prevalecen sobre los derechos individuales. Argumentan que, si los fetos se consideran personas, entonces el aborto tiene tanta prevalencia en la sociedad que también constituye una importante crisis de salud pública. Muestran que, por consideraciones de salud pública, se justifica anular los derechos individuales a la autonomía corporal al prohibir el aborto. Concluyen que en una sociedad que valora la salud pública, el aborto solo puede tolerarse si los embriones y fetos no son considerados personas.

Recogemos a continuación alguna de sus reflexiones en torno al aborto.

 ABORTO Y SALUD PÚBLICA

Una vez establecida que la teoría moral primaria que subyace a la ética de la atención médica pública es el utilitarismo, y que prevenir el daño a una población objetivo en forma de aumento de la morbilidad y la mortalidad puede justificar desatender derechos individuales primordiales, consideremos ahora el aborto. En el debate sobre el aborto, los defensores provida argumentan que el aborto es inmoral principalmente sobre la base de que los embriones y fetos poseen el mismo estatus moral que los niños y los adultos: son considerados personas. Por supuesto, esta es una posición controvertida: muchos filósofos consideran que el estado moral de persona requiere capacidades conscientes como la autoconciencia, los deseos y la racionalidad, y esto excluye tanto al embrión como al feto.

Sin embargo, exploremos las implicaciones de la visión provida con respecto a la ética de la salud pública. Supongamos también que la condición de persona fetal implica el reconocimiento legal por parte del Estado. Si este fuera el caso, entonces, en términos de salud pública, deberíamos estar tan preocupados por la salud de los embriones y fetos como de otras personas, y sería un objetivo de la salud pública reducir su morbilidad y mortalidad. Al igual que los bebés y los ancianos, los embriones y fetos también se considerarían una población demográfica particularmente vulnerable. Dado que anualmente se inducen más de 50 millones de abortos en todo el mundo, esto claramente representaría una gran crisis de salud pública: las muertes anuales por aborto son aproximadamente equivalentes al total del número de muertes de lactantes, niños y adultos por todas las causas.

Foto de Alex Wong/Getty Images

¿Cómo se compararía esta crisis de salud con COVID ‐ 19? Se predijo que la pandemia causaría la muerte de aproximadamente 40 millones de personas, por lo que el aborto es de gravedad similar en términos de número de muertes. Sin embargo, hay que recordar que calcular la utilidad de salud pública requiere considerar tanto los años de vida salvados como lo buenos que se espera sean esos años.  En ambas medidas, los embriones y fetos sufren mucho más daño que la víctima promedio de COVID-19. Por lo general, aquellos tienen toda una vida por delante, mientras que la tasa de mortalidad para los afectados por COVID-19 aumenta abruptamente para los mayores de 60 años. Para llegar a la muerte natural a esas personas les quedarían quizás 20 años de vida si no padecían afecciones médicas preexistentes. Por el contrario, los embriones y fetos tienen toda una vida por delante. La esperanza de vida promedio mundial al nacer fue de 72 años en 2016. Esto implica que, si los embriones y fetos fueran reconocidos legalmente como personas por el Estado, el aborto tendría que considerarse una crisis de salud pública mucho más significativa que la pandemia de COVID-19 en términos del daño que sufren los esas criaturas al ser sacrificadas. Justificaría una acción drástica para proteger a esta enorme y muy vulnerable población.

Pandemias

 PROTEGER LOS FETOS

¿Cómo de drásticas podrían ser las medidas tomadas para proteger a embriones y fetos? Debido a que el aborto daña al máximo a millones de estas criaturas, el principio de daño de Mill justifica la abrogación de los derechos individuales para su protección en caso de que sea necesario. El aborto también satisface los criterios de salud pública y seguridad pública de los Principios de Siracusa, permitiendo la derogación de derechos individuales si es necesario. Independientemente de las medidas que se tomen, el requisito es que el número de abortos se reduzca en la medida en que el aborto deje de ser una crisis de salud pública. Como comparación, consideremos la principal causa de muerte entre los adultos: la cardiopatía isquémica. Se requeriría una reducción del 90% en el número de abortos para llevarlos a un número similar de muertes.

Reducir significativamente el número de abortos requeriría un cambio drástico en el comportamiento público hacia el aborto. Se podrían intentar campañas de educación pública tanto para desalentar el aborto como para fomentar el uso de anticonceptivos. Los gobiernos también podrían brindar generosos incentivos económicos y apoyo a las madres embarazadas para alentarlas a no abortar, y continuar haciéndolo una vez que nazcan los niños para garantizar que las consideraciones económicas no influyan en su decisión. Si bien estos enfoques pueden ayudar a reducir el número de abortos, parece poco probable que tengan el efecto necesario para hacer frente a una crisis de salud pública de este tipo a corto plazo. Una analogía podría ser lidiar con la pandemia de COVID-19 al asignar un apoyo financiero sustancial para la investigación y el desarrollo de vacunas y expandir los recursos de atención médica a fin de hacer frente a la pandemia.

Para complicar las estrategias de prevención está el argumento de Christine Overall de que la razón principal por la que las mujeres embarazadas deciden abortar es que no quieren que exista un hijo suyo del que tienen la responsabilidad: no quieren reproducirse. Para estas mujeres, parece poco probable que los incentivos económicos para continuar con el embarazo sean convincentes, por lo que la única medida que podría reducir drásticamente el número de abortos sería su total prohibición. Esto cumpliría con los criterios de Siracusa: la prohibición es ciertamente proporcional a la gravedad del problema y no hay alternativas que puedan tener un impacto apropiado. Finalmente, cambiar la ley para prohibir los abortos asegura que esta no sea una medida arbitraria.

Por lo tanto, desde el punto de vista provida de que los fetos tienen el estatus moral de personas, parece que las consideraciones de salud pública justifican la prohibición del aborto. Sin embargo, hay una serie de objeciones que podrían plantearse contra nuestro argumento, y las examinamos a continuación…

BLOQUEADORES DE LA PUBERTAD Y DISFORIA DE GÉNERO

Actualmente, una de las mayores controversias en medicina es el tratamiento adecuado de los niños y adolescentes con disforia de género. Los defensores de las personas trans afirman que los bloqueadores de la pubertad son importantes para su salud mental y que son reversibles. Sin embargo, un estudio realizado por el Instituto Nacional de Excelencia en Salud y Atención del Reino Unido (NICE en su acrónimo inglés) muestra que la ciencia que respalda esta opinión es de baja calidad. Esta revisión se publicó el 11 de marzo de 2021.

Según esta revisión oficial, las evidencias científicas sobre el uso de fármacos bloqueadores de la pubertad para tratar a los jóvenes que luchan con su identidad de género son «muy pobres». La revisión, encargada por NICE, muestra que los estudios existentes de los medicamentos son pocos y están «sujetos a sesgos y confusión». Este documento ayudará a informar la revisión independiente realizada por la Dra. Hilary Cass sobre los servicios de identidad de género para niños y jóvenes publicada en octubre de 2020, y se espera que ayuden a informar una revisión independiente y fundamentada de los servicios de identidad de género para niños y jóvenes.

Los bloqueadores de la pubertad, conocidos científicamente como análogos de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH), se recetan a algunos jóvenes con disforia de género, angustia causada por una discrepancia entre la identidad de género de una persona (cómo se ve a sí misma con respecto a su género) y su sexo al nacer. Actúan en el cerebro para detener el aumento de las hormonas sexuales (estrógeno y testosterona) que acompañan a la pubertad. Estas son las hormonas que provocan cambios en el cuerpo, como el inicio de la menstruación, la formación de los senos o, en los niños, el enronquecimiento de la voz.

La revisión realizada por NICE, cuya función es proporcionar orientación y asesoramiento a nivel nacional para mejorar la atención sanitaria y social, analizó el impacto que tenían los bloqueadores de la pubertad en la disforia de género, la salud mental −como la depresión, las tendencias suicidas y las autolesiones y la ansiedad− y la calidad de vida. Su resultado principal se define en pocas palabras: «La calidad de la evidencia científica es de una certeza muy baja».

¿Por qué? NICE encontró que era difícil sacar conclusiones de los estudios existentes debido a la forma en que habían sido diseñados. Todos los estudios analizados en la revisión bibliográfica tenían fallos. «Todos fueron estudios observacionales muy limitados y carentes de grupos de control, que se utilizan para comparar directamente el efecto de diferentes tratamientos; tuvieron un seguimiento relativamente corto; la mayoría de ellos no reportaron comorbilidades (salud física o mental); la mayoría se informaron de manera deficiente y utilizaron una variedad confusa de herramientas y métodos de calificación. Los estudios que encontraron diferencias en los resultados podrían representar cambios que tienen un valor clínico cuestionable, o los estudios en sí mismos no son confiables y los cambios podrían deberse a factores de confusión, sesgos o al azar». También hubo otros problemas con los trabajos analizados, como no describir qué otros problemas de salud física y mental puede tener una persona joven junto con la disforia de género, que están sujetos a sesgos y confusión.

Instituto Nacional de Excelencia en Salud y Atención del Reino Unido (NICE)

La revisión buscó también averiguar cómo se compara el tratamiento con análogos de GnRH en términos de efectividad clínica con otras intervenciones que se pueden ofrecer a los jóvenes con disforia de género. Estos incluyen apoyo psicológico, transición social al género deseado, donde un joven se identificará como otro género tal vez cambiando sus pronombres y ropa, pero no toma medicamentos, o ninguna intervención en absoluto. La revisión muestra que hay «muy pocos datos» sobre cualquier intervención adicional, como asesoramiento u otros tratamientos farmacológicos, que los jóvenes pudieran haber tenido junto con los bloqueadores de la pubertad, lo cual podría sesgar los resultados.

El impacto de los bloqueadores de la pubertad en la densidad ósea había sido planteado anteriormente como una preocupación potencial por algunos expertos. NICE encontró que sin un «grupo control», no es posible saber si los cambios observados en la densidad ósea «estaban asociados con análogos de GnRH o eran debidos a factores temporales».

El estudio concluyó que «cualquier beneficio potencial de las hormonas que afirman el género debe sopesarse con el perfil de seguridad a largo plazo, en gran parte desconocido, de estos tratamientos en niños y adolescentes con disforia de género». En definitiva, que en estos casos hay que actuar con la máxima prudencia.

MAR AFUERA

MAR AFUERA. Autora: Marimar García Garrido

«Hay muchas ayudas para morir, pero no para vivir», asegura Marimar García Garrido, diagnosticada con una enfermedad rara desde los 8 años. Con 35 años y periodista, cree que la Ley de la Eutanasia es «una locura»

JOSÉ CALDERERO DE ALDECOA https://alfayomega.es/wp-content/uploads/2021/04/1209_08-04-2021.pdf

«Quiero hacer hincapié en que no podemos encasillar a nadie por una enfermedad», asegura María del Mar García Garrido, periodista madrileña de 35 años. Pero esta está muy presente en su familia. A sus propias dolencias, se suman la acondroplasia de otro hermano y el síndrome de Down de un tercero. Sin embargo, «a cada uno se nos llama por nuestro nombre; mis padres ven a un hijo, no a una enfermedad», contesta Marimar. Por eso, los hijos de la familia García Garrido son Isabel, Miguel Ángel, Rocío, José Luis, Pablo y la propia Marimar. Y quizá también por eso no existe nombre para la enfermedad que ella misma padece, que le tiene en una silla desde los 8 años y a la que ha decidido llamar «en tono irónico, la enfermedad de Marimar».

Los primeros síntomas comenzaron a los 6 años. «Andaba y me tropezaba mucho. Mis padres veían las puntas de los zapatos desgastadas, pues muchas veces los pies no me obedecían y los arrastraba», detalla. Dos años después tuvo que sentarse en una silla de ruedas manual que posteriormente se convirtió en una silla a motor. «Primero fue una que era manejable con la mano y después fue otra que era manejable con el mentón».

Hoy la enfermedad sigue avanzando y Marimar solo puede mover parte de los músculos de la cara. Pero más que su enfermedad, a esta periodista la definen su alegría, sus ganas de vivir y su sonrisa. «Mi alegría proviene de una fuerza interior: soy hija de Dios y me siento muy querida por Él, por mi familia y por mis amigos». Además, «me encantan los niños y la vida me parece maravillosa. Me gusta viajar, ir a conciertos, quedar con mis amigos y como no, comer chocolate, mi antidepresivo favorito. ¿Te parecen pocos motivos para estar alegre?».

Marimar en la playa

Es tanta su pasión por la vida que cuando la película Mar adentro –basada en la historia de Ramón Sampedro, el exmarinero que se quedó tetrapléjico después de un accidente– relanzó en 2004 el debate sobre la eutanasia en nuestro país, ella empezó a hacerse llama Mar Afuera, un seudónimo que es toda una declaración de principios y que da título a un documental sobre su vida y a su primer libro. Aunque también es cierto que «yo me llamo Mar y que estoy todo el tiempo afuera», subraya con una sonrisa pícara. Mar Afuera solo cambia el tono para hablar de la Ley de la Eutanasia, a la que define como «un horror» y «una locura». «Nunca me ha gustado que se juegue con la vida humana y menos todavía con las vidas de los más vulnerables», sentencia. Y uniendo su voz a la de los otros tres millones de españoles que en la actualidad padecen una enfermedad rara –y a la de muchas otras personas con dolencias diagnosticadas, pero con el mismo problema– clama: «Hay muchas ayudas para morir, pero no para vivir». En este sentido, la madrileña critica la aprobación de esta ley «justo ahora, que se está muriendo muchísima gente por la COVID-19, y que es cuando hay que dar esperanza a la gente». Concluye reivindicando los cuidados paliativos: «No existen los suficientes medios. Debería haber muchos más centros y médicos especialistas que ayuden al enfermo, y a toda su familia, a vivir el último momento de la vida, sin dolor y con dignidad».

Marimar García Garrido, haciendo gala de su optimismo natural, utiliza por último su experiencia para explicar que «la enfermedad también forma parte de la vida. Es una circunstancia que no impide llevar una vida con toda intensidad, con los mismos sueños e ilusiones, pero sin de dejar de ver la realidad, poniendo los pies en la tierra».

LAS DEFICIENCIAS Y PELIGROS DEL “INDIVIDUALISMO RADICAL”

O. Carter Snead

O. Carter Snead (2020). “What it means to be human: The case for the body in Public Bioethics”. Harvard University Press.

Cualquiera que esté interesado por los conflictos de valores actuales en nuestras sociedades debería leer este libro. Aunque se centra en los conflictos en la bioética pública, las ideas del autor tienen aplicación a una gama mucho más amplia de conflictos de valores en lo que a veces se denomina “batallas culturales”.

El autor es catedrático de derecho y director del Centro de Nicola para la Ética y la Cultura en la Universidad de Notre Dame (Indiana, Estados Unidos de América).

Snead comienza con una historia de bioética pública estadounidense. Luego se pregunta: “¿Qué significa ser humano?” Y aborda dos respuestas en competencia: “individualismo expresivo o radical” y “encarnación”, y articula la antropología que informa cada uno de estos puntos de vista. Sostiene que el primero es inadecuado en al menos dos frentes. Primero, «olvida el cuerpo» y ve a la persona sólo como una mente, una voluntad autorrealizada. En segundo lugar, no contempla ni acomoda las relaciones humanas y la realidad de que somos seres sociales.

Snead adopta posteriormente un enfoque innovador para la erudición legal. Prosigue con un análisis en profundidad de seis sentencias dictadas por la Corte Suprema de Estados Unidos (SCOTUS en su acrónimo inglés) en relación con el aborto. Snead emprende este análisis para determinar la visión del derecho, tal como se manifiesta en estos casos, de lo que significa ser humano, es decir, la antropología que sustenta e informa los juicios considerados.

Snead demuestra de manera convincente que la visión de SCOTUS de la persona humana es la de un individuo atomizado, incorpóreo, sin conexiones ni obligaciones necesarias para con los demás. En otras palabras, la ley aplicada en estos casos considera que la persona existe aislada de cualquier relación y que se crea a sí misma, sin cuerpo y sin obligaciones, excepto aquellas a las que ha dado su consentimiento. En resumen, la persona humana es solo una voluntad que flota libremente.

Snead acepta que la voluntad y el entendimiento son elementos importantes de lo que significa ser humano, acepta también que el respeto a la autonomía y la autodeterminación son derechos humanos fundamentales, pero muestra que esta es una visión inadecuada para explicar la totalidad de lo que significa ser humano. Sostiene que no concuerda con nuestra experiencia vivida y cómo nos percibimos a nosotros mismos y a los demás, y propone una visión alternativa que nos ayudará a “convertirnos en el tipo de personas que pueden hacer propios los bienes de los demás”, es decir, solidarias.

En capítulos posteriores, Snead considera la ley que rige las tecnologías reproductivas y el suicidio medicamente asistido y muestra que esta ley, o la falta de ella, es también producto de la misma visión limitada y errónea de “lo que significa ser humano”.

En el enlace: https://www.bioedge.org/indepth/view/the-deficiencies-and-dangers-of-radical-individualism/13746 puede usted encontrar una extensa recensión del libro de Snead escrita por Margaret Somerville, profesora de bioética en la Facultad de Medicina de la Universidad de Notre Dame en Australia (campus de Sydney). También es profesora emérita de derecho Samuel Gale, profesora emérita de la Facultad de Medicina y directora fundadora del Centro de Medicina, Ética y Derecho Emérita de la Universidad McGill de Montreal.

EUTANASIA: LA PENDIENTE RESBALADIZA ES REAL (2)

Hace una semana publicamos en un artículo con este mismo título una información de Dr. Justo Aznar. Ahora hemos accedido al documento completo de donde partía dicha información. Se trata de un artículo recientemente publicado en el revista Medicina e Morale, que colgamos en pdf a continuación.

https://agabi.files.wordpress.com/2021/03/aznar_-_ahead_of_print-1.pdf

Señal de tráfico: Pendiente resbaladiza

RESUMEN
Se argumenta que la «pendiente resbaladiza» que podría crearse tras la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido
podría abrir la puerta a prácticas de eutanasia que van más allá de las permitidas por la ley.
En este sentido, abordamos tres circunstancias específicas en las que creemos que esto podría ocurrir: 1) técnicas de eutanasia
podría aplicarse en pacientes psiquiátricos no terminales y también en aquellos con trastornos mentales o discapacidad intelectual; 2) también podría realizarse en adolescentes, niños y recién nacidos; y 3) la eutanasia involuntaria puede
ser realizada.
Aportamos datos concretos sobre estas tres situaciones que apoyan la conclusión de que las tres ya se están produciendo.
Al mismo tiempo, realizamos una evaluación ética de estas prácticas, que consideramos ilícitas.

OTRA LOCURA: PATERNIDAD PLATÓNICA COMPARTIDA

Entre la proliferación de nuevas formas “familiares” que surgen a medida que el matrimonio tradicional pierde popularidad se encuentra la “paternidad platónica compartida”. No se trata de la paternidad compartida después de un divorcio, con toda su acritud y competencia por el afecto de un niño. Sino de la relación de dos extraños que hacen planes para concebir hijos (de forma natural o artificial) y asumen la responsabilidad conjunta de criarlos, pero sin casarse ni vivir juntos.

Diferentes tipos de «familias»

Según Susan Golombok, directora del Centro de Investigación de la Familia de la Universidad de Cambridge y autora de We Are Family,un libro donde se examinan las estructuras familiares novedosas, se trata de un “nuevo fenómeno que se acelera”. Un indicio de este fenómeno es el nuevo reality showStrangers Making Babies emitido por el canal 4 de la televisión en el Reino Unido. En el primer episodio, que se proyectó a principios de esta semana, un grupo de padres solteros buscaban una pareja platónica con quien tener un bebé, sin la complicación de encontrar el primer amor.

Extraños en busca de un bebé

El Daily Mail considera que esto suena «a locura», pero refleja una tendencia creciente: durante los últimos años ha habido un gran aumento en el número de páginas de Internet y foros mediáticos en los los posibles co-padres pueden coincidir. Se estima que 70.000 personas en el Reino Unido están inscritas en dichas páginas en busca de compañeros de crianza platónicos. Sin embargo, estos sitios no están regulados y negociarlos es caminar de puntillas a través de un campo minado legal, moral y ético. Uno de los hombres que ya ha estado en grupos de emparejamiento de paternidad compartida en Facebook lo resume así: “¡Maldito infierno”, allí hay mucho chiflado!

Los casamenteros profesionales del canal 4 emparejaron a tres hombres con tres mujeres, todos ellos ensordecidos por el correr de su reloj biológico. Lo primero es conocerse, lo que se hace entre tragos, luego pasar un fin de semana juntos, después un contrato, y, finalmente, un intento de concepción. El canal 4 reclutó a una experta en FIV, la Dra. Marie Wren, de Lister Fertility Clinic, para que actuara como consultora. «La sociedad ha cambiado mucho», le dijo al Daily Mail. «La gente parece tener dificultades para encontrar a alguien con quien tener un hijo. La donación anónima de esperma no es ideal para todas las mujeres solteras y la gestación subrogada con donación de óvulos podría ser una opción adecuada para algunos hombres que buscan ser padres, pero la crianza conjunta es para algunos una opción mucho mejor». Uno de los tres hombres del programa tenía 50 años y ya tenía hijos de un matrimonio fallido, pero habría estado encantado de tener algunos más. Esa persona explica las ventajas de la paternidad compartida: «el romance es encantador, pero durante su transcurso no es difícil que uno pierda la cabeza. Sin embargo, en este proceso mantienes la cabeza fría y piensas con bastante claridad».

Al respecto, Harry Benson, director de investigación de la Marriage Foundation, ha sido mucho más crítico. Comentó: «Los estudios estadounidenses muestran que los acuerdos de co-paternidad cooperativa como este tienen mucho menos beneficio para los niños de lo que la mayoría de la gente asume. Este programa parece tratar a los niños como bienes de consumo secundarios más que como el producto de una relación amorosa. La evidencia del Reino Unido y los EE. UU. muestra que los niños tienden a tener un desarrollo más normal cuando ambos padres viven bajo el mismo techo, y eso es más probable que suceda si los padres están casados». Hay una serie de páginas web que atienden a personas (gays, lesbianas y heterosexuales) interesadas en acuerdos de crianza compartida. Sus clientes quieren convertirse en padres y tener una familia, pero sin el romance de un noviazgo, ni el compromiso. Como dice el sitio web Modamily, , sus clientes son muy conscientes de que el reloj biológico está corriendo: «Hay mucho tiempo para encontrar a un señor o a una señora, pero solo un tiempo limitado para encontrar a una madre o a un padre. ¿Quizá la persona con la que crías a los niños no sea la misma persona con la que envejeces?».

La Dra. Golombok escribe en su libro: «los sociólogos todavía tienen muy pocos datos sobre la paternidad compartida platónica. Todavía no sabemos cómo se sentirán los niños en una situación familiar de estas características y cómo se desarrollará con el tiempo». Pero, como le dijo a The Guardian el año pasado: «sin embargo, es posible que eliminar el bagaje romántico de la relación podría incluso crear un entorno más estable».

Michael Cook, editor de BioEdge.

EUTANASIA: LA PENDIENTE RESBALADIZA ES REAL

Pendiente resbaladiza

En el Webinar Euthanasia or Death on demand? organizado por One of Us el 25 de marzo la 2021, la primera intervención correspondió al Dr. Justo Aznar Lucea, Instituto de Ciencias de la Vida, Universidad Católica de Valencia. Su exposición de cómo a la legalización de la eutanasia ha seguido una pendiente resbaladiza en países como Holanda y Bélgica, basada en datos, fue brillante y estremecedora a la vez. Esa puerta abierta desde principios del siglo XXI ha devenido en una vía macabra en la que ya no se aplica la muerte medicamente asistida únicamente a personas adultas con una enfermedad incurable que la piden y que solo se concede bajo estrictas garantías, sino a neonatos, niños y adolescentes, deficientes mentales, dementes y personas con un “sufrimiento existencial” o, como dicen ellas “cansadas de vivir”. Pero lo que es más grave todavía, un elevado porcentaje de las personas que fueron eutanasiadas ni siquiera lo habían pedido, se ha llegado así a la eutanasia involuntaria. Las garantías con las que la legalización de esta práctica contaba en principio no controló su desarrollo, sino todo lo contrario. Los motivos son diversos, pero esta es la realidad: un deslizamiento progresivo contrario a la dignidad humana y al respeto y cuidado de las personas más vulnerables, propio de una sociedad civilizada.

Michael Cook, editor de BioEdge informaba ayer que la revista JAMA Internal Medicine organizó un acalorado debate sobre la eutanasia holandesa esta semana. La geriatra Diane Meier, de la Escuela de Medicina Icahn, Nueva York, respondió enérgicamente a los críticos de un editorial que había escrito en diciembre, titulado “El tratamiento de pacientes con sufrimiento insoportable: la pendiente resbaladiza es real”.

Dos equipos de médicos holandeses respondieron garantizando que «todos estos casos holandeses de suicidio asistido por un médico se caracterizan por una relación vital entre el médico y el paciente y que todas estas solicitudes son voluntarias y bien consideradas» y que «los casos de suicidio asistido por un médico siempre siguen la letra de la ley y nunca involucra presiones familiares, financieras o de otro tipo».

Estos argumentos están «basados ​​en la esperanza, no en la investigación», respondió Meier. Su agudo análisis de la eutanasia holandesa es una de las críticas más severas jamás publicadas en una importante revista médica. A continuación, se muestran algunos extractos de la publicación de Meier:

Diane E. Maier

“Las leyes estadounidenses de suicidio medicamente asistido (SMA) son bastante estrictas. Por el contrario, los países donde esta práctica ha sido legal durante mucho más tiempo que los EE. UU., han revisado sus leyes originales para eliminar los requisitos de diagnóstico, eliminar las exclusiones psiquiátricas, definir ampliamente el sufrimiento insoportable, con el objeto de incluir afecciones como los síndromes geriátricos y la angustia existencial, y reducir los informes requisitorios».

«¿El acceso legal al SMA servirá como un medio rápido, fácil y económico de manejar las necesidades de una población que envejece cada vez más aquí y en todo el mundo?»

“El acceso permisivo al SMA en el contexto de esos países se acerca a la validación social, respaldada por políticas, de que algunas vidas ya no merecen la inversión necesaria para preservarlas: la creencia implícita de que tanto el individuo como la sociedad estarían mejor si el paciente estuviese muerto.»

“Este es precisamente el tipo de pensamiento que llevó primero a la decisión 8 a 1 de la Corte Suprema de Estados Unidos de 1927 de defender el derecho de un estado a esterilizar por la fuerza a personas consideradas no aptas para procrear, luego a la defensa y participación de los médicos alemanes en las políticas de esterilización eugenésica de principios de la década de 1930, y finalmente a la eutanasia involuntaria en Alemania de esas «vidas indignas de vivir»: niños con discapacidades a partir de 1939 y personas mayores y personas con discapacidades a partir de 1940″.

“De hecho, las encuestas demuestran consistentemente que los médicos consideran que la debilidad profunda o el deterioro cognitivo son destinos peores que la muerte. En contraste, diversas personas mayores que viven con discapacidades relacionadas con la edad califican su propia calidad de vida de regular a muy buena y señalan la preservación de la dignidad y el sentido de control como factores habilitadores clave. El miedo de los médicos a su propio futuro, como lo ejemplifican los pacientes que tratan, puede resultar en la proyección inconsciente de apoyo para una muerte acelerada «.

«La conexión humana significativa y comprometida, no dos gramos de secobarbital, es la receta correcta».

La muerte asistida por un médico ahora es legal en nueve estados de EE. UU., además de en el Distrito de Columbia y se está considerando en 17 estados más. Generalmente, la legalización sigue a las iniciativas electorales, que configuran las cámaras legislativas, en el marco de amplios esfuerzos de marketing por parte de grupos de defensa centrados en convencer al público de que se enfrentan a un futuro de sufrimiento insoportable si el SMA no está disponible. Mientras que el miedo al sufrimiento insoportable al final de la vida es una preocupación comúnmente expresada, la mayoría de los estadounidenses deberían poder esperar un alivio confiable y experto del sufrimiento como resultado de los avances médicos en geriatría y cuidados paliativos. El hecho de que el público sea tan fácilmente persuadido de que el sufrimiento es inevitable y de que no pueden confiar en que el sistema de atención de la salud responderá a su sufrimiento debería hacernos reflexionar.

Cuidados paliativos

La información que se ofrece está muy sesgada. Se manipulan los sondeos de opinión pública con preguntas y planteamientos simplistas, como ¿quiere usted más derechos y más libertad?, a las que todo el mundo contesta positivamente, pero se esconde el para qué. Se presentan casos particulares enfocados sentimentalmente sin tener en cuenta la experiencia de los expertos que están realmente en contacto con los enfermos. Generalmente no se escucha a los paliativistas, y se antepone la supremacía de la voluntad a la dignidad humana ante la muerte vista por personas sanas sin apenas contacto con las realidades que se observan en las unidades de cuidados paliativos. Se establece así un “diálogo de sordos” porque los pro-eutanasia no se acercan a conocer la realidad de los cuidados paliativos, no se informan sobre la diferencia entre eutanasia y sedación terminal, o piensan que la eutanasia en una continuación de los paliativos, cuando éstos son “cuidados de salud”; es decir, se establece un enfrentamiento entre “ideas abstractas” y “experiencia real”. La muerte entonces no es asistida sino ejecutada.

El informe de van den Berg y colaboradores en JAMA Internal Medicine sobre 53 casos de SMA o eutanasia en los Países Bajos con un sufrimiento insoportable atribuible a múltiples síndromes geriátricos debería causar alarma.

DECÁLOGO PARA MORIR BIEN

Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=Sg865ZxQdRM&ab_channel=HospitalSanJuandeDiosdeSanturtzi

El hospital San Juan de Dios lanza un documental para reflexionar sobre el proceso de final de vida.

La pieza audiovisual recoge una guía de diez puntos «para morir bien» que podrá ayudar a pacientes, familiares y profesionales.

DIANA MARTÍNEZ, EL CORREO.

Arte y medicina se unen en una reflexión conjunta sobre la buena muerte. Y es que uno de los aspectos destacados de la primera ola de la pandemia del Covid-19 fue la dificultad para humanizar convenientemente el proceso de final de vida y los cuidados paliativos, debido a las restricciones sanitarias establecidas para minimizar el riesgo de contagio entre familiares y profesionales. Por ello, conscientes de que estas circunstancias pudieron erosionar la calidad de la atención paliativa durante aquellos meses, hace ya casi un año, y en el marco de las celebraciones del día de San Juan de Dios, 8 de marzo, el director de documentales, JON ESCUDER, y el director del Instituto para Cuidar Mejor del hospital San Juan de Dios de Santurtzi, el doctor JACINTO BÁTIZ, han unido sus fuerzas en un nuevo documental que se acaba de estrenar, titulado ‘Decálogo para morir bien’.

Dr. Jacinto Bátiz

Con la grabación, realización y dirección artística de Jon Escuder y el guion de Bátiz, «el mensaje final sorprende por su vigor y espíritu, y es que, a fin de cuentas, esta película se convierte en un canto sagrado, amoroso, humano, al día del último viaje», ha señalado Escuder. De esa manera, la obra recoge diez puntos «para morir bien» que Bátiz ha elaborado, «como una fácil y sencilla guía que puede ayudar a todos —pacientes, familiares y profesionales— a reflexionar sobre el proceso de final de vida, dando una serie de pautas para que este se lleve a cabo de la mejor manera posible, atendiendo a las distintas facetas que se presentan en esas circunstancias y que atañen tanto a los aspectos biológicos, como los emocionales, sociales y espirituales. Las circunstancias de la pandemia son difíciles, pero siempre se puede humanizar el proceso de final de vida», ha explicado el experto paliativista vasco.

Hospital de San Juan de Dios en Santurtzi

La pieza, que se puede encontrar en el canal de YouTube del centro santurtziarra, tiene como banda sonora un conocido lied para voz solista y piano de Franz Schubert, interpretado por la famosa soprano alemana Elisabeth Schwarzkopf, en un registro de 1961 de la BBC.

SUSTANCIAS QUÍMICAS COTIDIANAS QUE AFECTAN A LA SALUD REPRODUCTIVA

Portada del libro

Count Down («Cuenta atrás”), que la Dra. Shanna H. Swan, destacada epidemióloga ambiental de la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinaí en la ciudad de Nueva York, ha publicado en febrero de 2021 en colaboración con Stacey Colino, periodista especializada en aspectos sanitarios, narra el aumento de la infertilidad humana y advierte de las graves consecuencias para nuestra especie si esta tendencia no se ralentiza. La razón, explica Swan, puede ser la creciente exposición a “disruptores endocrinos” que se encuentran en todo, desde plásticos, retardadores de llama, artefactos electrónicos, empaques de alimentos y pesticidas hasta productos de cuidado personal y cosméticos.

Shanna H. Swan

Swan y Colino describen el peligro. Estas sustancias interfieren con la función hormonal normal, incluida la testosterona y el estrógeno. Incluso en pequeñas dosis, representan un peligro especial para los bebés en gestación y los niños pequeños, cuyos cuerpos están creciendo rápidamente. Estas sustancias químicas, que generan la interrupción de algunos procesos fisiológicos controlados por hormonas, pueden ingresar incluso a la placenta, y tienen la capacidad de alterar el desarrollo anatómico de niñas y niños, cambiar la función cerebral y dañar el sistema inmunológico.

Swan es una especialista que ha estudiado este tema durante más de dos décadas. La cobertura de los medios se centró en su hallazgo central: entre 1973 y 2011, el recuento total de espermatozoides de los hombres en los países occidentales se redujo en un 59%. La calidad también se hundió, con espermatozoides de forma más extraña y con menor capacidad para alcanzar el óvulo y fecundarlo. Quizás lo más importante es que el ADN que portaban también estaba dañado.

Espermatozoide

Un estudio que Swan cita en Count Down encontró que poco más de una cuarta parte de los hombres que experimentaban disfunción eréctil tenían menos de 40 años. Eso puede deberse, en parte, a que los niveles de testosterona han disminuido a un 1% anual desde 1982. Las perspectivas para las mujeres tampoco son buenas. La tasa de abortos espontáneos ha aumentado en un 1% anual durante las últimas dos décadas. La conclusión a la que llegan Swan y Colino es clara y algo apocalíptica: «Si observa la curva del recuento de espermatozoides y la proyecta hacia adelante, lo que siempre es arriesgado, llega a cero en 2045». Esta triste estadística implica que un hombre promedio carecería de espermatozoides viables en 25 años. En otras palabras, estos productos químicos están limitando la capacidad de las generaciones actuales y futuras de tener hijos.

Para los hombres, los ftalatos, que se encuentran en muchos productos, desde plásticos hasta champús, son los peores infractores, ya que reducen los niveles de testosterona y el recuento de espermatozoides, y hacen que los espermatozoides dejen de ser eficientes. En las mujeres, estas sustancias pueden causar menopausia precoz, quistes ováricos e interrumpir los ciclos mensuales.

El bisfenol A, una sustancia química omnipresente que se utiliza en plásticos duros, productos electrónicos y millones de otros artículos, afecta a ambos sexos, pero es especialmente preocupante para las mujeres, ya que interfiere en la concepción y causa abortos espontáneos al principio del embarazo.

Para los hombres, los ftalatos, que se encuentran en muchos productos, desde plásticos hasta champús, son los peores infractores, ya que reducen los niveles de testosterona y el recuento de espermatozoides, y hacen que los espermatozoides dejen de ser eficientes. En las mujeres, estas sustancias pueden causar menopausia precoz, quistes ováricos e interrumpir los ciclos mensuales.

El bisfenol A, una sustancia química omnipresente que se utiliza en plásticos duros, productos electrónicos y millones de otros artículos, afecta a ambos sexos, pero es especialmente preocupante para las mujeres, ya que interfiere en la concepción y causa abortos espontáneos al principio del embarazo.

Fecundación

Swan amplía su argumento al documentar cómo estos productos químicos están poniendo en peligro la supervivencia de muchas otras criaturas, ya que se ha probado  que pueden provocar infertilidad o incluso cambios de sexo en vertebrados e invertebrados.

Swan destaca otro nivel de riesgo. La exposición de los padres a estas sustancias puede afectar el desarrollo sexual de sus hijos.

Aunque la mayoría de los análisis de Swan se centran en los países occidentales, ha descubierto tendencias similares en América del Sur, Asia y África.

 Sin embargo, a pesar sus advertencias, estos hallazgos alarmantes no han provocado cambios en las políticas ambientales, ni tampoco en la regulación o demanda pública de sustitutos seguros.

Swan brinda también consejos prácticos sobre los pasos que las personas y los políticos  pueden tomar para proteger su salud de estos productos químicos. También considera que, si estas tendencias persisten, la FIV y otras tecnologías de reproducción artificial se convertirán en una herramienta muy necesaria para concebir hijos.

Fecundación in vitro (FIV)

Count Down es una llamada de atención para cualquier persona preocupada por el medio ambiente, la contaminación, el éxito de la maternidad o el deterioro de la salud de la especie humana. Es de relevancia práctica para las parejas y los adultos jóvenes que están considerando tener una familia.

Pero, en última instancia, su conclusión es una petición para que se tomen medidas rápidas a nivel nacional y mundial que prohíban el uso de estos productos químicos y mitiguen los efectos de aquellos que están afectando la salud e incluso la vida misma en todo el mundo. Swan deja en claro que el futuro de muchas especies, incluida la nuestra, depende de ello.

CIENTÍFICOS CREAN PSEUDOEMBRIONES HUMANOS A PARTIR DE CÉLULAS DE LA PIEL

La noticia ha dado la vuelta al mundo y se ha publicado en la mayoría de los periódicos nacionales. Un equipo de investigadores dirigido por el profesor argentino José Polo, de la Universidad Monash, en Melbourne (Australia), ha reprogramado con éxito fibroblastos o células de la piel en una estructura celular tridimensional que es morfológica y molecularmente similar a los blastocistos humanos, como se denomina a un embrión de entre seis y once días. Denominados “iblastoides” pueden usarse para modelar la biología de embriones humanos tempranos en el laboratorio. El hallazgo, publicado en Nature el 17 de marzo de 2021,abre la puerta al estudio de enfermedades genéticas, problemas de fertilidad y un gran abanico de experimentos que antes resultaban muy difíciles de estudiar por la dificultad de trabajar con embriones humanos.


Los científicos Jia Ping Tan, José Polo y Xiaodong Liu, tres de los 17 firmantes del artículo y responsables del primer modelo de pseudoembrión humano creado a partir de células de la piel. OLIMPUS DIGITAL CAMERA.

«Lo que hemos hecho es crear un modelo de blastocisto a partir de células de la piel humana reprogramadas a células madre pluripotentes inducidas (IPS)”, explica a El Independiente desde Australia el investigador que ha dirigido el proyecto. Es la primera vez que se consigue crear un modelo de embrión humano, algo que hasta ahora sólo había conseguido en ratones el investigador español Juan Carlos Izpisúa».

Este embrión artificial no es exactamente igual que el humano en su estructura, su creación no implica la unión de un óvulo con un espermatozoide y Polo incide en ello. «No hemos creado un embrión humano sino un modelo similar a partir de células de la piel de una persona. Esa estructura por ejemplo no tiene un área llamada zona pelúcida. Le hemos denominado “iblastoid” en relación a las células pluripotentes IPS. Lo que hemos podido comprobar es que su desarrollo es similar al humano en los primeros once días y eso nos abre la puerta a poder estudiar y solucionar muchos de los problemas relacionados con los primeros días tras la concepción y el momento de la implantación», indica el investigador.

Proceso de desarrollo de un blastocisto comparado con el proceso de creación de un iblastoide.

Actualmente la legislación no permite que los embriones de laboratorio se puedan desarrollar más allá de 14 días y el equipo de Polo ha eliminado los iblastoides a los 11 días. «Quiero insistir en que no es un embrión humano sino un modelo; no obstante, sabemos las implicaciones éticas que tiene esto y contamos con todas las autorizaciones necesarias siendo extremadamente cuidadosos. Además, tendremos que justificar la eliminación de todos los iblastoides que creemos antes de los 14 días».

Pero, ¿se podría implantar este iblastoide en un útero y que evolucionara? Polo es tajante: «Hasta que no haces un experimento no puedes saber 100% qué ocurrirá, pero los estudios en ratones a los que se ha implantado modelos similares no han conseguido implantarse en el útero y yo estoy convencido de que no se conseguiría».

Poder crear estos modelos de embriones tempranos a gran escala plantea un gran abanico de aplicaciones que hasta ahora estaban altamente restringidas. «Para investigar en este campo sólo contábamos con embriones donados a la ciencia y lógicamente son dificilísimos de conseguir. Ahora en un platillo de café podemos tener dos o tres millones de células de la piel y conseguir cientos de iblastoides», apunta.

Problemas de infertilidad humana

Estos iblastoides pueden ser clave para entender los problemas de infertilidad. «¿Sabes que entre el 25 y el 75% de las concepciones, según los estudios, se pierden en las primeras dos semanas? Las mujeres a veces ni se dan cuenta, pero pueden subyacer problemas de fertilidad que con estos modelos podremos estudiar y entender con mucha más facilidad», subraya Polo. Pero, «no queremos que la gente piense que vamos a tener un ejército de clones en un año», defiende el investigador principal, José Polo.

«Quizás la mujer está tomando algún fármaco que afecta al desarrollo embrionario y no lo sabe, también podremos entender el rol de los distintos genes – tenemos más de 20.000 y estudiar qué mutaciones o problemas genéticos hay que se transmiten de los padres al embrión en los primeros días de desarrollo», añade el investigador.

Estos modelos de embriones también pueden ayudar a las prácticas de los profesionales que se enfrentan por primera vez al manejo de embriones, que en las clínicas de fertilidad se implantan justo a los seis días. «La presión a la que pueden enfrentarse estos profesionales, estudiar si esos blastocitos están dañados. También en universidades o laboratorios», explica Polo.

Otro de los campos de investigación que abren los iblastoides es el de estudiar la influencia de virus o de fármacos en los primeros días de desarrollo humano. «Uno de los asuntos que vamos a investigar es si el coronavirus es capaz de afectar al blastocisto o en el momento de la implantación».

De momento, estos científicos aguardan la licencia de Australia para comenzar a producir estos iblastoides y empezar su aplicación a la ciencia: «Vamos a aprender muchísimo y ayudaremos muchísimo a todas las parejas que tienen problemas de fertilidad».

Jun Wu

Los trabajos se complementan con un segundo estudio, dirigido por Jun Wu, de la Universidad de Texas Southwestern (EE.UU.), y también publicado en Nature, que presenta el desarrollo de una estrategia de cultivos tridimensional que permite generar estructuras similares a los blastocitos a partir de células madres pluripotentes, a las que han llamado “blastoides humanos”.

Estos “conjuntos de células”, expone Wu, se asemejan a los blastocitos humanos en su morfología, tamaño, número de células y en la composición de diferentes linajes de células. Asimismo, los “blastoides humanos” son capaces de generar células madres embriónicas y extraembriónicas, al tiempo que pueden organizarse por sí mismos en estructuras con características propias de los embriones humanos periimplantarios.

Al igual que José Polo, Jun Wu subraya que estos “blastoides humanos” tampoco son “equivalentes” a los originales humanos, ya que, por ejemplo, no pueden dar vida a un embrión viable.